La mención no conecta directamente con la gran noche del Flaco Di María en Córdoba, presume de figura para describir lo que le surge al espectador cada vez, que esta nueva versión del seleccionado argentino, pone a prueba sus recursos y convicciones.
Hay algo que trasciende lo deportivo, a pesar que sea el futbol la que lo inspira; transmite un cierto carisma, mas allá de tratarse de una expresión colectiva y hasta sostiene una estética difícil de encontrar en una disciplina donde los jugadores que intervienen, provienen de lugares y circunstancias disímiles.
Estos argumentos bien pueden conducirnos a la definición de si algo tiene o no ángel, sí está llamado a la trascendencia en lo que emprenda y en todo caso, cuanto de esa luz, incide realmente en los objetivos que se diseñan, por ejemplo, desde el proyecto de una competencia.
Volví de Córdoba satisfecho y con algunas sensaciones que me gustaría dejarlas solo en el contexto de un deporte tan visceral para los argentinos como el fútbol, sin embargo, bucear en las lecturas de otros comportamientos, pueden ayudarnos a ampliar ese foco y agregarnos valor para profundizar en el análisis, de este proceso que con manos de seda parece estar llevando el entrenador de la Selección Argentina, hacia otro destino de grandeza.
Ya no podemos acudir a los lugares comunes como: “racha” o “se alinearon todos los planetas”, cuando hay que presentar un enfoque periodístico referido a este fenómeno que siguen cautivando a casi todos y promete nuevos capítulos en forma de idilio.
Por las dudas, prevengo a los lectores esporádicos de este cronista, que ya abordamos el tema de nuestro crónico exitismo, que en muchas ocasiones nos ha dejado perplejo frente a los resultados finales, no solo en temas de competencias, sino también de representaciones ciudadanas.
Desde este lugar que se encarga de filtrar en parte las subjetividades, es que digo, que ya está en el mercado y compite con cualquier otro producto, lo que hoy llaman “la Scaloneta”, muy a pesar de mi propia desconfianza basada en otras circunstancias similares, en las cuales, la necesidad de salir de profundas crisis deportivas y aferrarse con optimismo a una figurapublica para cambiarnos el estado de ánimo, nos dejó a metros del precipicio.
Con esta advertencias estadísticas y a pesar de ellas, ratifico mi intuición sobre los fundamentos que en esta oportunidad, retornan con mayor énfasis que en otros ciclos, para augurar tiempos de bonanza, no solo apoyados en una seguidilla de éxitos, lo cual habla de la buena salud del equipo en términos técnicos y tácticos, sino que alcanza ribetes emocionales poco frecuentes y se diferencian de otras administraciones como las de Alejandro Sabella, un maestro en el arte del buen trato o de Marcelo Bielsa, otro dotado por su creatividad en el método de trabajo.
Este modelo tiene ciertas fisonomías que nos conectan con esos antecesores tan valiosos, que además de acuñar sus improntas, llevaron al futbol argentino a reconocimientos significativos que, con el tiempo, pudimos darle un valor significativo, toda vez que tanto Sabella como Bielsa, nunca pudieron llevar sus seleccionados, a consagraciones algunas.
En consecuencia, el mérito del actual entrenador nacional, estriba en sostener de forma coherente, un perfil que tiene un gran poder de comunicación interna, circuito que pocos han podido establecer en los combinados por lo esporádico de los encuentros o por sus propias limitaciones en esos rangos.
Lionel Messi, el gran ausente en este módulo de partidos, ha parangonado al actual plantel, con aquellos tiempos del ex técnico de Estudiantes de La Plata, no refiriéndose justamente al juego, sino al clima interior, a lo que muchos hoy llaman química de vestuarios.
En definitiva, un equipo con ángel.
APRENDIENDO A CAMINAR SIN MESSI
Otro pertinente corolario de esta ventana de partidos de Eliminatorias, es la ausencia de Lionel Messi que, conocida la decisión de no citarlo por su falta de recuperación física, dejo una estela de dudas y sensaciones de desamparo en todos los futboleros.
Pruebas a la vista, Argentina afrontó con valentía y naturalidad los dos partidos en Calama y en Córdoba, frente a adversarios urgidos por la victoria y en el caso de la visita a Chile, en condiciones reprochables a la organización; además de haber conseguido números perfectos, mostrósolvencia colectiva y ciertos puntos altos individuales, que ratificaron la prevalencia de un modelo que los trascienden.
Este dato que surge de a realidad, no autoriza a subestimar a partir de ahora, la influencia del capitán ausente, en todo caso, el mensaje para los entrenadores es aliviador y gratificante.
Messi es la repostería, el momento más grato de la cena y el glamour que toda fiesta necesita, o sea, un ingrediente indispensable para aferrarnos al sueño de ser protagonistas en la próxima Copa del Mundo.
Dicho lo cual, sabemos ahora que no será necesario tirar demasiado de la cuerda, cuando el genial rosarino, mande señales de fatiga o insista en jugar a como de lugar, en la convicción de sus geniales soluciones. La moraleja después de estos partidos podría ser: ya sabemos que hacer sin Messi, pues bien, ahora resta maridar los dos escenarios para que, en lo potencial, Argentina se afirme como un verdadero candidato, cuando eleven la vara de las competencias más exigentes.