Es un secreto a voces que Messi siempre quiere estar y mucho más en un lugar donde además ahora, es feliz. Sin embargo, la conexión con su nuevo club, parece estar atravesada por vicisitudes diversas que están impidiendo una consolidación.
Ya conoce Lionel Scaloni esa sensación de falta de aire, cuando no dispone de un jugador de la influencia de Lionel Messi, acaso nunca más en su incipiente carrera, le vuelvan a ocurrir estos síntomas; los deportistas llamados a hacer historia, suelen generar estos traumas en técnicos y compañeros, cada vez que, por diferentes motivos, no están a la orden para competir.
El capitán de la Selección Argentina además, registra un nivel de presencias tan alto en los últimos 17 años, que se ha tornado adictivo para todos y su ausencia, que solo registra un antecedente luego del Mundial jugado en Rusia en 2018, cuando atormentado por las desventuras de ese último ciclo al mando de Jorge Sampaoli, decidió tomarse un descanso el semestre siguiente, ya está mostrando desde que se conoció la decisión de no citarlo para estos partidos de Eliminatorias, una suerte de síndrome de abstinencia en todo el arco albiceleste. No es para menos.
Esta estocada, no obstante, le dará los fueros que no ha tenido el técnico de Pujato (ni los anteriores), para tomar caminos alternativos sin la presión que generaría, hacerlo con el jugador entre los concentrados y solo a manera empírica. Scaloni, como antes marcábamos, ya pasó por esto, ya que no bien tomó el control del equipo mayor, en aquel momento luego de la eliminación a manos de Francia, de forma interina, debió delinear esa etapa sin contar con el rosarino, que recién se reincorporaría para los primeros compromisos de 2019.
Lionel Scaloni ha sido el primer entrenador que ha debido armar un segundo plan de contingencia, sin la presencia del genio del PSG.
El primero fue para una serie de media docena de partidos amistosos ya contraídos por AFA post Rusia 2018, a saber: dos en septiembre (Guatemala y Colombia), dos en octubre (Irak y Brasil) y dos en noviembre (México en dos ocasiones), y en esta oportunidad, para afrontar en esta ventana, los compromisos frente a Chile este próximo jueves y el martes de la semana que viene en Córdoba, ante el seleccionado cafetero.
Si bien podría ser considerado como anecdótico, adquiere mayor fuerza, si reformulamos el razonamiento y decimos que Messi nunca estuvo afuera del plantel en partidos oficiales, esto incluye la salvedad que en Montevideo, hace un par de meses, no fue titular ingresando en el segundo tiempo ante los charrúas y que en Bolivia en 2017 no pudo jugar por haberse enterado en La Paz de la sanción que Conmebol le aplicara por sus declaraciones luego de un partido disputado en el estadio Monumental, quedando para el final de este informe, su no convocatoria en tiempos de Bauza por dos partidos, debido a una pubalgia.
A principios del siglo pasado un tal Albert Einstein escribió: «Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias», pues bien, Scaloni tiene la certeza de no estar administrando una crisis en el seleccionado albiceleste, por el contrario, es acaso, el mejor momento de 2014 a esta parte, pero no está para nada mal esa inspiración, para reflejarse y trabajar la ausencia de un indispensable y convertirla en una nueva herramienta para los próximos tiempos, donde las exigencias deportivas serán aun muy superiores y por qué no admitirlo, el millaje del Messi, también será un condicionante.
A manera de corolario de este singular hecho estadístico, debe marcarse como un gesto de buen sentido en la relación del técnico con semejante figura, la determinación de no citarlo. Es un secreto a voces que Messi siempre quiere estar y mucho más en un lugar donde además ahora, es feliz. Sin embargo, la conexión con su nuevo club, parece estar atravesada por vicisitudes diversas que están impidiendo una consolidación y parte de estas irregularidades, les son endilgadas a la relación prioritaria, que Messi está mostrando con el equipo nacional.
Las destempladas declaraciones de Leonardo, gerente deportivo del PSG, hace unas semanas nada más, sobre la poca equivalencia de compromiso que observan intramuros en París, lo ha puesto en un lugar incómodo como nunca antes. Esa definición sobre Lionel, que ha jugado más minutos para Argentina que para el club que le paga un contrato de excepción, además de un golpe bajo del brasileño, lo termina exponiendo peligrosamente y si a esto se le agrega el positivo de Covid luego de la Navidad en Rosario, que todavía lo tiene en una fase de recuperación, en buen romance podríamos afirmar que el horno no está para bollos.
Este clima que rodea al argentino necesitaba de gestos que ayuden a descomprimir el caso y al menos por unas semanas, esto llegó desde Buenos Aires al no ser convocado por Scaloni con el argumento de facilitarle la total rehabilitación.
Veremos los criterios para el último módulo de partidos en marzo, cuando el Seleccionado Nacional, ya clasificado para el Mundial de Qatar, reciba a Venezuela y viaje a Ecuador; por el momento el equipo deberá dar respuestas a un dilema del que nadie salió airoso: ¿qué hacemos sin Messi?
Pues bien, el jueves en el desierto de Calama y el martes en la Docta, escucharemos las primeras respuestas; ambos partidos, que para el combinado albiceleste no otorgan premio alguno, para sus adversarios serán determinantes en su pelea dramática por alcanzar al menos el cuarto escalón de clasificación, ante una realidad abrumadora marcada por Brasil, Argentina y el sorprendente Ecuador de Gustavo Alfaro, cuya clasificación puede darse de manera prematura e inesperada, esta semana.
Los puntos no le van a servir a Scaloni, los minutos, serán de oro para sacarse el mito de encima. O intentarlo al menos…