El espectro es amplio y los méritos también, con frecuencia nos encontramos con hombres y mujeres nacidos en esta región que proyectan sus sueños y los alcanzan en distintas partes del mundo; ese ADN no necesita estudios para conocer su procedencia, solo basta saber de qué lugar partieron, para confirmar que los atraviesan en común, valores y empeños que en general siempre llegan a buen puerto.
El deporte es un canal ideal para tales ambiciones y a lo largo del tiempo, nos ha tocado a los rafaelinos, aplaudir muchos de esos talentos y emocionarnos con las metas alcanzadas. En ese universo tan competitivo, el futbol sigue siendo un vínculo propicio por su diversidad y popularidad para localizar estos fenómenos, en consecuencia, hoy reflejamos la historia de 3 entrenadores que son parte del orgullo rafaelino.
Sergio Chiarelli, Marcelo Asteggiano y Jorge Pautasso, partieron de jóvenes para procurar ampliar sus horizontes en el mundo del fútbol, con excepción de Tincho Chiarelli que decidió acompañar hace más de 30 años a Gustavo Alfaro como Preparado Físico, el resto buscó en otros ámbitos destacarse como futbolistas, algo que no demoró en concretarse, pero que además, luego del final de cada una de esas carreras se prolongaría hasta nuestro días, como parte de equipos técnicos de alto rendimiento e impacto mundial.
En todos los casos hay un factor común que responde al título de esta nota, la Liga Rafaelina fue el primer redil, ese vientre contenedor para los primeros pasos y que perdura como una marca en el orillo, en consecuencia, es de esa raíz que hablamos cuando queremos encontrar respuestas objetivas y es de esa simiente de la que se alimentan las aspiraciones más exigentes.
En 356, un ámbito futbolero si los hay, se abre la ronda y comienzan a brotar las primeras evocaciones de 3 historias seguramente irrepetibles: “fue una experiencia enriquecedora trabajar con deportistas de elite en la alta competencia, fui asistente técnico del Chemo del Solar en la Selección de Perú en todo el proceso de eliminatorias para el mundial Sudáfrica 2010, es diferente el trabajo a nivel de clubes, pero ese conocimiento que me dejó entrenar combinados, los atesoro” lo dice con orgullo moderado, pero con firmeza Marcelo Asteggiano, quien además como jugador tuvo una trayectoria muy destacada en tierras peruanas.
Una sensación similar nos entregó Sergio Chiarelli, después de incursionar en ese ámbito de selecciones junto a Lechuga Alfaro “todo ha sido muy nuevo para mi a este nivel, es la primera vez que entreno combinados que juegan este tipo de competencia, tuvimos que priorizar los trabajos más adecuados porque a pesar de tener mucho rodaje en los clubes, éramos inexpertos y no había mucho margen para el error; en el día a día estuve más tiempo con el teléfono que con el cronómetro” los resultados están a la vista, Ecuador clasificó para el próximo mundial de Qatar y fue la gran revelación postergando a potencias como Chile y Colombia.
La vuelta termina en Jorge Pautasso, Loche para sus amigos de la infancia en Villa Rosas, otro tocado por la varita que, como jugador y entrenador, logró codearse con la elite del fútbol mundial “estoy muy feliz de participar de esta charla, pensar que todos arrancamos jugando en la Liga y luego de muchos años nos reencontramos habiendo vivido momentos únicos en copas américas, eliminatorias y mundiales, es decir, uno llega a lugares que nunca imagina. Yo acompañe a Gerardo Martino a lo largo de casi 20 años, dirigimos desde la B Nacional hasta el Barcelona y con las selecciones de Paraguay y Argentina todas las competencias internacionales, un aprendizaje único” una trayectoria dorada de un técnico que, por estos días, busca insertarse nuevamente en este mundo de pasiones y desafíos.
Cada uno mantiene un estilo y una preferencia dentro del fútbol, Asteggiano se ha inclinado por el trabajo en las formativas “a pesar de haber estado como entrenador en distintos niveles del fútbol profesional y de la complejidad de educar jugadores jóvenes, en los últimos años me he inclinado más a los trabajos en formativas, lo hago con la mayor pasión y entrega, que son elementos imprescindibles para perdurar”
Tincho Chiarelli en cambio, no se destacó como jugador, pero quienes lo conocen desde sus orígenes, señalan su obsesión por el trabajo físico y la evolución de sus métodos para entrenar equipos profesionales “en esto nunca terminamos de aprender los preparadores físicos, uno de los desafíos mas complejos es lograr que los futbolistas a tu cargo, puedan sentirse cómodos con las formas de esa tarea, sin abandonar la exigencia. Yo entreno equipos desde el 89, sin dudas que he cambiado mucho, pero, el jugador sigue teniendo los mismos músculos, los mismos huesos y la misma funcionalidad”
Y para el final resulta atractivo seguir buceando en el perfil de un hombre que, consiguió acceder a la cima del fútbol mundial como asistente, en ese delicado segundo plano, función que tanto destacan los entrenadores jefes de equipo. Loche Pautasso compartió vestuario durante 3 años con Lionel Messi en Barcelona y en la Selección Argentina “todo ha sido una experiencia fascinante, no solo por Leo sino también por el resto de los futbolistas que tuvimos el placer de dirigir en esos años, en cuanto al nivel de profesionalismo y las cualidades humanas de todos. Compartir esos estados de excelencia en la organización, es quizás el mayor valor que me dejaron esas relaciones”.
Todos dicen estar orgullosos de ser hijos de esta tierra, un vinculo indisoluble que la distancia y los nuevos desafíos fuera de Rafaela, han alterado pero no borrado.
Acaso este cordón umbilical sea el diferencial que explica todo aquello que la razón parece no entregarnos como enfáticas respuestas, o simplemente sean, los misterios de la vida.