
¿Cómo sigue esta historia? Le pregunto al técnico Lionel Scaloni en la conferencia de prensa después de esa inolvidable lección de fútbol que La Gloriosa le diera el martes en el Monumental a los inventores del “jogo bonito”…es que dan ganas de ser hincha de esta Selección: hace un lustro que lleva la bandera y porque además de romper todas las estadísticas conocidas (60 victorias en 85 partidos, 4 títulos y más de 50 jugadores promovidos al equipo absoluto), representa muchos más que esos registros, es una filosofía de competencia y un modelo de integración generacional.
Vuelvo a Scaloni, que ya ha desarrollado anticuerpos para evitar caer en la tentación de admitir que es el progenitor de esta criatura e insiste con los méritos exclusivos de los futbolistas, siendo escasos los suyos en esta era dorada, que no encuentra parangón. Ya lo conocemos, nunca aceptará elogios públicos, es en vano. “El que me vio jugar se dará cuenta que no le puedo enseñar nada a estos jugadores” llegó a decir el martes, en un alarde de altiva humildad.
Esa personalidad que cierra caminos y lo encripta en lo impenetrable de sus emociones, impide ir más allá, por eso, me vuelve a esquivar la pregunta con reflejos de gacela: “Cómo sigue? No lo sé, hay que seguir compitiendo con las obligaciones que tiene este equipo y sus objetivos que van partido a partido”.
Bueno, basta de inferencias y sigamos analizando lo que tenemos a mano y ya consumado, es decir, la clasificación al próximo Mundial. La Argentina es la séptima selección en alcanzar el objetivo de un total de 48 que jugarán por la Copa en el norte del continente el próximo año. El equipo exhibe una renovación que ya llegó de la mano de jóvenes talentos como Thiago Almada y Giuliano Simeone y el dilema que genera la fecha de vencimiento de Leo Messi, ausente en estos partidos por molestias físicas que lo relegaron al rol de espectador a la distancia y por sus mensajes, otro fan de un equipo del cual es su líder e inspirador indiscutido y su mecenas irreemplazable.
El mensaje que el equipo albiceleste dejó después de estos duelos ante sus históricos rivales, a 4 fechas del final de las Eliminatorias, ha terminado de atar los últimos cabos que podrían haber quedado sueltos. Pienso en los refutadores de leyendas que señalan que la prevalencia exitosa de este ciclo se apoya también en los sucesivos partidos disputados ante equipos de baja talla y recaudatorios en los casos de las ventanas de amistosos; en otros que le auguraban una declinación luego de hacer cumbre en Qatar, minimizando el título conseguido en Estados Unidos el año pasado, bajo los fundamentos de un nivel bajo de la mayoría de los equipos que participaron en la última Copa América y finalmente, en la teoría de la debacle presunta, ante la inminente despedida de Leo Messi.
Argentina dio una gran prueba de carácter en Montevideo, el segundo tiempo fue un manifiesto en ese aspecto y en Buenos Aires brilló como nunca hasta reducir a Brasil a un rol de partener inaudito y acaso irrepetible. Tales merecimientos se apoyaron en un trabajo colectivo soberbio que lo hizo sobresalir en todos los aspectos del juego, misturando el temperamento y el atrevimiento hasta alcanzar el paroxismo.
Un dato demoledor. Estos resultados que conmueven al mundo del fútbol los resolvió sin la presencia de sus goleadores históricos en esta etapa, el Flaco Di María, Lautaro Martínez y Leo Messi.
Por lo tanto, la pregunta no respondida por el entrenador está abierta: Lionel, ¿cómo sigue esta historia?
UN REENCUENTRO CON LA PRIMERA RENOVACION
Fueron las caras de la renovación en 2022 y hoy son los viejos pibes de esta Selección argentina de época que resalta a cada paso el valor de los procesos. El presente de Julián Álvarez, Enzo Fernández y Alexis Mac Allister, figuras en la majestuosa goleada sobre Brasil, tiende ese puente imaginario que une Qatar con Norteamérica y conecta el pasado y el futuro de un equipo que combina experiencia y juventud en dosis justas.
Julián ya es el tercer goleador en toda la era Scaloni. Cuando debutó en la Selección en 2021, llevaba 12 goles en 37 partidos en River, se adaptó a todos los roles, mostró disciplina táctica y se impuso sobre Lautaro Martínez a partir del tercer partido en el Mundial y ya no salió más: jugó 25 de los 28 encuentros de la era post-Qatar, 21 de ellos como titular, y metió cinco goles. Dos a Canadá, uno a Chile y otro a Brasil, en una de sus actuaciones más brillantes con los colores de la Argentina.
El de Alexis Mac Allister es otro caso similar. Fue llamado por primera vez por Scaloni a mediados de 2019, tras su noveno partido en Boca. Sin pasado en selecciones juveniles, el técnico lo incluyó en los últimos cuatro amistosos previos al Mundial 2022, lo llevó a Londres para la Finalissima con Italia y con 23 años lo tiró a la cancha para el cierre de la fase de grupos y el comienzo de los mata-mata. En el primero de esos encuentros anotó ante Polonia (ingresó al equipo en reemplazo de Alejandro Papu Gómez) y se convirtió en pieza clave del mediocampo argentino.
Pero si hay alguien que puede dar fe de que Scaloni es un técnico que no se casa con ningún jugador y que todos tienen posibilidades con él, ése es Enzo Fernández, quien hizo su estreno en septiembre de 2022 y con solo tres partidos amistosos relegó al banco a un histórico como Leandro Paredes en la tercera jornada del Mundial. Y lo hizo con fútbol, con asistencias, con inteligencia y con madurez, todo lo necesario para estar en el lugar propicio.
El futuro no es un papel en blanco, no proyecta la incertidumbre de resultados coyunturales, ni alerta sobre fechas de cancelaciones, pero en el mundo del fútbol las eras doradas en algún momento prescriben. Para ello y por las dudas, los ojos de Scaloni parecen estar siempre alertas.